viernes, 12 de julio de 2013

"EL MÉTODO" para "decir" mejor

    Podemos tener para decir lo más inteligente, ingenioso, interesante y sin embargo, quienes escuchan se pueden  distraer y terminar no entendiendo o lo que es peor se pueden aburrir y terminar bostezando

     Para captar la atención de los oyentes es fundamental que tanto el contenido como la forma de exponer ese contenido sean las correctas.

   Muchas veces escucho a personas profesionales de la palabra, tienen para transmitirnos los mejores conceptos, ideas o reflexiones pero... en algún momento me pierdo. Mi interés queda flotando en una vocal alargada de manera innecesaria o en un "eeee" que no termina nunca.

     No es un detalle menor. Y no es difícil corregir lo que no se está haciendo bien. La clave está en incorporar "el método". ¿Cómo se consigue? Practicando, practicando y practicando. Así como se entrena el cuerpo para determinados movimientos, se entrena el cerebro para determinadas funciones.
                     
    Una de las formas de ese entrenamiento es HABLAR, HABLAR Y HABLAR, para un público imaginario o para las personas que ofrezcan su ayuda para ese fin.  Lo importante es que al hablar durante la práctica se haga de una manera muy pausada, muy concentrados  y muy alertas para no utilizar muletillas, para no alargar las vocales, para no llenar un espacio con el "eeeee" o "esteeee". Si hay dudas recurrir al silencio y después continuar. 

     Si se practica con mucha paciencia y continuidad se logra incorporar al subconsciente lo que llamo "el método", y cuando  aparezca el estimulo generado por el interés de ser escuchado con atención por un público de verdad, automáticamente se producirá la conexión entre subconsciente y el consciente entonces funcionará el método, el discurso será impecable y se conseguirá toda la atención deseada. Ese intercambio entre el subconsciente y el consciente es simultáneo y nadie -ni siquiera quien habla- notará el recurso.

    Es importante tener en cuenta que no está mal una pausa prolongada acompañada de un sincero gesto que indique la duda o la búsqueda de la palabra adecuada. Humaniza el discurso, lo hace desacartonado y le quita la solemnidad que muchas veces envuelve a una conferencia.

     Para terminar, lo que llamo "método" no es más que una rutina que a fuerza de repetirla se transforma en parte de nuestro conocimiento y surge automáticamente cuando lo necesitamos , como cuando caminamos, hablamos, leemos, etc.; eso se aprendió y aparece la forma correcta de hacerlo sin tener necesidad de pensarlo, está ahí, es parte de nosotros mismos.

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